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Insertos en la Zona Costera Mediterránea de Chile Central, los Acantilados Federico Santa María son considerados como un Hotspot de la biodiversidad a nivel mundial (1), es decir, concentran un alto endemismo (especies de flora y fauna que solamente existen en este lugar del planeta.
Columna de Opinión
Guillermo Leyton / Geógrafo
Sin embargo, según se puede leer en varios artículos, publicaciones científicas (2) y en la página web del Ministerio del Medio Ambiente (3), su ambiente original ha sido fuertemente intervenido por la acción humana.
Declarado Monumento Nacional bajo la categoría de Santuario de la Naturaleza (Decreto N°699 – 2006) -figura jurídica establecida en la Ley 17.288 de 1970 del Ministerio de Educación y que está definida como “sitios terrestres o marinos que ofrecen posibilidades especiales para estudios e investigaciones geológicas, paleontológicas, zoológicas, botánicas o de ecología, o que posean formaciones naturales, cuya conservación sea de interés para la ciencia o para el Estado”-, también, están considerados como Sitio Prioritario para la Conservación en la Estrategia Regional de Conservación de la Biodiversidad de la Región de Valparaíso, y Sitio Prioritario para la Conservación en el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (4).    
Su administración le corresponde al Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, manteniéndose en esa condición hasta que se cree el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP). Sin embargo, a pesar de su importancia en términos ambientales, educativos, ecológicos, recreacionales, y de los esfuerzos de grupos de personas que han realizado variadas acciones de conservación, recuperación y difusión, el apoyo desde el gobierno sigue siendo muy escaso, al igual que el municipal, lo que se ve reflejado en el alto nivel de deterioro y abandono, situación que es apreciable desde distintas perspectivas.
Como se puede ver en las siguientes imágenes, la ocupación irregular de estos espacios es reciente, pero intensiva, y ha contribuido a la degradación del ambiente natural, manifestándose evidentemente en aspectos como destrucción de la flora, afectación a la fauna, microbasurales, vehículos en desuso, presencia de perros vagos, mayor probabilidad de incendios, entre otras.
En octubre del 2021, se realizó una visita donde se constató una agresiva destrucción con maquinaria pesada sobre el suelo y especies nativas. Como se puede ver en las siguientes imágenes, se intervino una zona superior a 10 hectáreas, sin considerar las particularidades de esta área “protegida” como, por ejemplo, flora que requiere de condiciones especiales de suelo, que son extremadamente difíciles de reproducir ex-situ (como se puede ver en referencias citadas anteriormente). En otra visita, realizada en febrero de este año, se comprobó que no había moradores o trabajadores en dichas viviendas.
Existiendo dos documentos con propuestas de Plan de Manejo, uno del año 2005 y otro del año 2020, en ninguno de ellos se considera este tipo de intervenciones, completamente desarticuladas con estrategias de conservación reducidas en externalidades negativas, por esto se hace urgente que el CMN tome acciones legales inmediatas dentro de su ámbito de su competencia, con el objeto de desocupar todas las construcciones y ocupaciones irregulares, relocalizando a sus ocupantes.
También existe un alto impacto por la basura en diferentes lugares del Santuario, que va en detrimento del espacio natural, siendo el más extenso el que se ve desde el camino La Pólvora, a la altura del segundo sector de Playa Ancha, donde no existe ningún tipo de limitación (barreras, obstáculos), para acceder a esta área “protegida”, existiendo dos ingresos para todo tipo de vehículos, uno desde el primer sector de Playa ancha, donde se encuentra la planta Loma Larga de Esval, y el otro acceso es por el segundo sector, donde existe una toma de terreno establecida en el año 2003 aproximadamente, incrementándose el número de viviendas hasta la actualidad. Según se puede ver en la siguiente imagen, el basural ocupa una superficie aproximada de 2.700 m2, en una de las pocas quebradas húmedas que aún quedan en el sector.
Como una posible operación rápida para frenar esta situación se señala ejercer un control por la entrada del primer sector, ya que Esval cuenta con cámaras de seguridad en la vía de acceso. Desde el segundo sector, la comunidad organizada en conjunto con el municipio debería establecer una barrera física que impida el acceso a vehículos. 
Por otra parte, el Camino La Pólvora, que divide al Santuario en algunos sectores, se encuentra en lamentables condiciones sanitarias. En todos los tramos que la cruza se aprecia basura, concentrándose en ciertos puntos cercanos a poblaciones, menoscabando la calidad de vida de los habitantes, como se puede ver en las siguientes imágenes.
Las instituciones que tienen responsabilidad sobre esta materia (empresa concesionaria, MOP a través de la dirección de vialidad o el municipio), no se han hecho presente, y las consecuencias están a la vista. La inexistencia de una estrategia municipal que aborde el tema de la basura de forma integral en la ciudad se evidencia en los límites de ésta, donde se pueden ver los resultados de la escasa gestión en este tema.
Cabe señalar que, en la zona costera, el Santuario de la Naturaleza limita con 2 Áreas de Manejo y Explotación de Recursos Bentónicos a cargo de organizaciones de pescadores artesanales. Si bien su nombre señala que es un “área de explotación”, estas áreas tienen un plan de manejo que debe compatibilizar los objetivos de conservación y explotación, dando sustentabilidad al sistema biológico productivo, siendo evaluado periódicamente por la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura a través de informes de seguimiento. Esta medida ha funcionado, de cierta forma, como una manera de proteger áreas costeras, que de otra manera estarían expuestas a la explotación irracional, y debiera funcionar como un ejemplo para su vecino, el Santuario de la Naturaleza, que se mantiene en malas condiciones y deteriorándose aceleradamente.
Como reflexión final, y en base a lo ya expuesto, incluidas las citas bibliográficas que dan cuenta de la riqueza florística en cuanto a diversidad y endemismo, todo indica que el Santuario de la Naturaleza Acantilados Federico Santa María, es un espacio de suma relevancia medioambiental, que ha sido abandonado por parte de los órganos de la administración del Estado, instituciones, organizaciones civiles o personas naturales que están ligadas a este territorio. De no realizarse acciones concretas, prontamente se perderán definitivamente las condiciones naturales que le dan el máximo valor a ésta ÁREA PROTEGIDA, espacio de gran relevancia para todos los habitantes de Valparaíso.

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(1) https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S235198941400095X
(2) https://repositorioambiental.mma.gob.cl/wp-content/uploads/2019/10/Gui%CC%81a-de-campo-plantas-vasculares.pdf
https://www.researchgate.net/publication/356090810_Flora_de_los_acantilados_Federico_Santa_Maria_Valparaiso_Chile
http://www.chlorischile.cl/villase%C3%B1or-acantilados/acantilados-fitosociologia.htm
https://www.upla.cl/noticias/2020/11/26/acantilados-federico-santa-maria-presentan-alto-endemismo-en-vegetacion-necesaria-de-conservar/
https://patrimonio.bienes.cl/patrimonio/acantilados-federico-santa-maria/
https://es.wikipedia.org/wiki/Acantilados_Federico_Santa_Mar%C3%ADa
(3) http://bdrnap.mma.gob.cl/buscador-rnap/#/busqueda?p=0
(4) https://seia.sea.gob.cl/archivos/Instructivo_sitios_prioritarios_actualizado_20101115.pdf

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